Hola! Ayer fue el día en que fuimos a Pamplona pero el día anterior, el sábado, me habían llevado a SAN SEBASTIAN, aunque por falta de tiempo no alcancé a escribir nada. Demorado pero lo hago ahora.
Lo primero que tengo para decir -y todavía hoy se me ponen los pocos pelos de punta- es que un tiburón de unos 100 kgs. de peso, tan grande como yo mismo, me pasó rozando las narices. Después voy a abundar sobre este escalofriante acontecimiento.
SAN SEBASTIAN -DONOSTIA en lengua vasca- queda cerca de aquí, apenas a unos 20 kmts. Fuimos en el auto los tres. Yo lo conocía por haber estado parando ahí tres días en enero de 1997. Enseguida de llegar dimos unas vueltas con el auto y aparcamos cerca del palacio de Miramar, un palacete que interrumpe un poco el recorrido costero. Fuimos directo al peine de los vientos, obra del escultor Chillida, que cierra la tan hermosa bahía. Ahí sacamos varias y obligadas fotos con los peines detrás nuestro a pocos metros.
Luego caminamos la bahía hacia el centro y recordé cuando en enero del 97 desde un teléfono público de cabina, en ese mismo lugar frente al mar, llamé por teléfono a Mercedes -la mamá de Antonio- a Irún, y para mi enorme sorpresa me atendió ella misma y reconoció que quién era el que la llamaba. Sin esa llamada lograda yo nunca lo hubiera conocido a Antonio y no estaría ahora parando en su casa de Irún ni paseando con él y su esposa por la costera de San Sebastián.
Pude reencontrarme con el peine de los vientos, el monte Igueldo, la isla de Santa Clara y el monte Urgull con la gigantesca estatua del Sagrado Corazón. Al menos for export San Sebastián es la cara visible del País Vasco. Es una bahía muy bonita sobre el Cantábrico, con un aire a Mar Del Plata, sitio de veraneo y todas las características de una elegante ciudad. Resulta bien agradable caminar por sus paseos costaneros.
Ya pasado el mediodía cogimos (perdón compatriotas) una calle paralela a la costanera y entramos a un restaurant donde Alegría había reservado mesa desde Irún: el Restaurante Argentino sito en una esquina de calle San Martín Nº56 a 100 metros del antiguo Palacio de Justicia. Un sitio encantador, refugio de argentinos, cuya dueña es una señora de la ciudad de Bernardo de Irigoyen, pcia. de Misiones. Bueno... era una sorpresa que había preparado Ale para agasajarme, y bien que la disfruté !!! Pedimos empanadas (sí, como las de allá), chorizos (sí, traídos de allá) y un asado de tira para chuparnos los dedos. Demás está decir que salimos rodando... pero contentos.
De ahí bajamos otra vez a la playa y enfilamos hacia la otra punta de la bahía, allá debajo mismo del monte Urgull, donde está el antiguo y propio puerto de San Sebastián. Una delicia de lugar que no pude dejar de ametrallar con fotos. Bueno, ahí, donde termina el puertito, ahora hay un acuario. Y fue en ese alucinante y gigantesco acuario donde varios tiburones y una punta de otras especies marinas me pasaron impunemente por delante de la cara, a escasos 15 ctms. de mis propios ojos.
No podía creer lo que iba viendo en las grandes peceras de vidrio o acrílico que albergaban cantidad de peces de todos los tamaños, formas y colores. Las rayas volaban por el agua tal como si fueras aves, los tiburones se me venían encima y me rozaban en un silencio aterrador, los meros de 80 kgs. me sonreían con toda la boca, las anguilas parecía que iban a engullirme... guau! lo que hicieron aquí! Ese acuario es un imperdible para cualquiera que ande por estas playas: lo recomiendo. En la parte de museo se pueden ver a escala todos los tipos de embarcaciones que usaron los marinos vascos en los distintos siglos, y hay muchas otras cosas para ver, todas vinculadas a la marinería.
Finalmente, con todo el cansancio del día a cuestas, dimos otra vuelta en el auto y nos regresamos a casa, llegando de noche.
Hoy es lunes y volví a San Sebastián con Antonio, que tenía que renovar su licencia de conducir. Mientras él se dedicaba a lo suyo yo me fui a dar una vuelta y a conocer parte de la universidad local. Estuve en la Facultad de Psicología y también en la de Filosofía y en la de Ciencias de La Educación.
Lucía... acá la Facultad de Psicología es un edificio moderno y confortable, las paredes están limpias, los baños también: limpios, perfumados y con unos espejos de techo a piso sin romper. Los pisos brillan, nadie tira nada fuera del tacho de basura y todo funciona adecuadamente. Glup!
Luego, y ya de regreso a Irún, Antonio se detuvo en un pueblito pesquero que se llama PASAJES; quería que yo lo conociera. Son tres y uno seguido al otro los Pasajes: Pasaje San Pedro, Pasaje Ancho y Pasaje San Juan. El que bajamos a caminar es Pasaje San Juan, del cual puedo decir que es un sitio encantador, muuuuuy bonito, una aldea de pescadores adentro de una bahía con las construcciones y el estilo de edificación del siglo XVI. Fuimos caminando una muy larga y estrecha calle que acompañaba al margen de la bahía y pasaba por debajo de breves túneles bajo las casas, todas casas de piedra, con balcones e incontables macetas en sus balcones, piso de adoquinado o lajas antiguas, aire de siglos. Cada vez que venía un coche había que pegar culo a la pared para que pase. Lo caminamos íntegro -unos 3 kmts.- hasta el final, donde ya la bahía desemboca en el Cantábrico, embelesado yo por estar y poder conocer un pueblito tan vasco como especial y encantador, como salido de un sueño. Saqué en Pasajes 40 fotos. Cariños para todos; un abrazo. Mario
PD: Va un comentario que quería hacer. Por aquí hay muchas motos y bicicletas, sobre todo teniendo en cuenta que el ciclismo es deporte nacional en España. En una semana que hace que llevo aquí no vi a ningún motoquero sin casco, no vi a ningún ciclista sin casco.
PD: Hoy, cuando pasado el mediodía regresamos de San Sebastián y Pasajes, Antonio me llevó a almorzar a un restaurant gallego que hay por aquí, llamado Vitoria. Pidió PULPO A LA GALLEGA para dos: pulpo con patatas y pimentón. Ayyyyyyy...!!! que me quiero quedar a vivir por acá... ayyyyyyy !!! era una fuente grande como para un regimiento, y era un manjar, por favorrrrr !!! Llevaré siempre en la memoria esos enormes pedazos de pulpo generosamente servidos en esa bandeja de plata, tan ricos como el plato más rico que he comido en la vida. Graciasss !!! primooooo !!!