Hola a todos. Esta mañana Antonio me llevó de recorrida por un par de muy lindos sitios aquí cerca. Decir "esta mañana" es una forma de decir, ya que, como los dias son cortos, nos vamos a eso de las 11 y regresamos a las 15; luego almorzamos y ya casi que se fue el día porque oscurece a las 17 hs. Entonces, salimos a media mañana y volvemos a media tarde; esa es jornada completa.
Primero cruzamos a Francia, a recorrer la muy bonita y marinera ciudad de HENDAYA, fronteriza con España y recostada sobre el mar Cantábrico. Es realmente un muy lindo lugar, tranquilo y preparado para el turismo, con lindas playas y un aire marinero notorio y a la vista. Me pareció una especie de Mar Del Plata en chiquito, con poca gente en esta época y bastante en verano. Anduvimos por el puerto, donde hay anclados muchos cientos de yates y embarcaciones deportivas y de placer, caminando y mirando las embarcaciones. Todo el lugar es ordenado y limpio hasta la pulcritud. No se ve un sólo papel, lata ni plástico tirado en el suelo ni en el agua o en la escollera; ni siquiera puchos de cigarrilos. Yo no podía creer ver un lugar tan cuidado, donde nadie rompe nada y donde todos colaboran en el bienestar general. Es lo de siempre: aquí cuidan los sitios públicos.
Luego fuimos hasta una especie de prado en la montaña, recostado sobre el mar con acantaliados cayendo a pique; mismo aquí en Hendaya. Antonio trajo dos bastones (de los tantos que él tiene, hechos todos de su propia mano) que vinieron bien para la larga caminata subiendo y bajando laderas de montaña. Me había dicho que eran para espantar culebras, conejos y faisanes, pero esta vez no vimos ninguno. Toda esta zona, por ser de estratégica y de frontera, ha estado en los siglos sometida a litigios bélicos entre naciones, motivo por el cual pude ver nidos de ametraladoras alemanes de la segunda guerra enclavados en las laderas, de frente a la bahía de entrada. Había varios, hechos con gruesas paredes de cemento armado y reventados por los bombarderos como si fueran cajas de fósforos. Ahí quedaron, mudos testigos de fragmentos de la historia de estos lugares. Realmente me resultó impresionante imaginar esas cuevas en funcionamiento, tal como uno las puede ver hoy en los filmes de guerra. Han de haber caído muchos soldados defendiendo a sus patrias, sin imaginarse que años más tarde iba a ser suelo turístico.
En ese mismo prado y monte, en un peñasco, hay un castillo tipo medieval llamado Chateau della Abbadie, que estuvo habitado por un astrónomo aficcionado; hoy convertido en museo.
También pude ver mar adentro pero cercano a la costa un par de muy altos peñascos que aquí llaman "las gemelas", y que usan gaviotas y cormoranes para hacer sus nidos. Están ambos aislados y son inaccesibles por tener pared de acantilado.
Ahí mismo, frente a esos peñascos hay una playa nudista francesa, pero aunque mucho estiramos el cogote no pudimos ver nada; es que no nos dimos cuenta que estamos en invierno y en la playa no andaban ni los perros... :-)
El frio que hacía esta mañana se hacía sentir. Acá hay que salir con todo el equipo para no congelarse uno.
Va un saludo para todos y espero no pasen demasiado calor. Mario
martes, 23 de diciembre de 2008
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¡¡No andes despechugadito!! :)
ResponderEliminarCUIDATE BB!!!!!!
ResponderEliminarY A FESTEJAR ESTAS NAVIDADES COMO SE MERECEN!!!!
BRINDANDO...Y BRINDANDO.....
TE MANDO UN BESO ENORME!!!!!
Maritapincha.-